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Dentro de la modalidad de tiro con aire comprimdio y CO2, existen las armas de gran calibre, Calibres, .43, .50 y .68 pulgadas, que principalmente son utilizadas para la practica sin municion de fuego, para fuerzas policiales y del ejercito.

La municiones empleada, suelen ser bolas de pintura de tipo marcadoras para poder ver donde se realiza el impacto, y tambien de material solido como la goma, tiza o el nylon, con el fin de infringir daño, NO letal, en condiciones en donde el uso de la fuerza en la defensa personal sea necesario.

HISTORIA DE LAS ARMAS DE AIRE COMPRIMIDO

La historia de las armas de aire es un relato que se remonta centurias atrás, hay quien incluso afirmaría que para hallar el origen del uso de esta tecnología habría que fijar la vista milenios atrás. Siguiendo esta última línea de investigación se contemplaría la cerbatana como la primera arma que utilizó la fuerza del aire para impulsar un proyectil. Así pues, la cerbatana se convertiría en antecesora de las posteriores armas de aire; claramente la evolución fue grande, sin embargo es cierto que se desarrollaron empleando un sistema similar: la potencia que ofrece el aire impulsado. ​Se sabe que desde sus inicios, las armas de aire eran muchas veces guardadas en secreto y hasta calificadas despectivamente como herramientas del diablo.​ La historia de las armas de aire está inmersa en el misterio y es todavía tan intrigante como cualquier crónica de siglos pasados. Aunque es difícil comprobar exactamente cuando las armas de aire fueron producidas por primera vez, en Europa los historiadores creen ahora que el período más probable para su primera aparición fue a mediados del Siglo XVI. ​La razón por la que no sabemos mucho acerca de las armas de aire se debe a que los restos materiales son muy escasos; por desgracia, en la actualidad no conservamos gran cantidad de carabinas antiguas de aire. Atendiendo al criterio arqueológico, el arma más antigua de aire conservada hasta ahora se cree que es del año 1580 y está guardada en el Museo Livrustkammaren de Estocolmo, se trata de una carabina de muelle, también llamada de pistón, ya que es esta pieza la encargada de comprimir el aire existente dentro del cilindro del arma, que impulsa la munición que saldrá disparada.​ El uso más difundido de las armas de aire comprimido durante el siglo XVI fue la caza. Al ser unas armas de alto coste, fue la nobleza quien la empleó con mayor asiduidad. Eran armas muy eficaces, capaces de abatir a piezas de gran tamaño como jabalíes o ciervos de un solo disparo.

La que es considerada como la primera arma de PCP o de aire precomprimido de la historia, fue inventada por el armero italiano Girandoni Bartolomeo en 1780 para el ejército austriaco (el cual tenía todo un regimiento armado con fusiles de aire) en el contexto de las guerras napoleónicas entre Francia y Austria (Rebelión Tirolesa). Este modelo austriaco se denominó en alemán Windbüchse, es decir, fusil de viento. Como se ha referido, era un fusil de calibre 11,2 mm capaz de disparar hasta 20 balas por minuto. La velocidad de este fusil fue una gran novedad en la época tomando como referencia que los fusiles de avancarga empleados por el ejército napoleónico que únicamente podían llegar a hacer hasta 3 disparos por minuto. Además la precisión era mucho menor para estos fusiles que para el fusil de aire Girandoni. La eficacia del arma fue tal que Napoleón llegó a dictar una orden donde mandaba ejecutar a todo aquel soldado enemigo que estuviese armado con un fusil de aire comprimido.​ Todos los relatos sobrevivientes indican que los austriacos usaron esas armas de aire con eficacia mortífera contra las tropas francesas de Napoleón Bonaparte durante la Campaña Tirolesa y se dice que eran suficientemente potentes para matar un hombre a 135 metros de distancia. Este sistema de muelle o resorte, junto con el de aire precomprimido (PCP) fueron los dos sistemas de carga más empleados desde los inicios del desarrollo de las armas de aire.​ Sin embargo, los problemas de carga, sumados a la inestabilidad de los depósitos de aire (a veces explotaban), el coste de los depósitos y el esfuerzo físico y mental que requerían, hicieron estas armas poco prácticas para su producción masiva y para el ámbito bélico, y los fusiles de avancarga se convirtieron inexorablemente en el arma perfecta de los conflictos modernos.​ Uno de los fusiles de aire comprimido más famoso de la historia se localizó en el continente americano. Fue el fusil empleado por Lewis y Clark en una expedición al Pacífico por tierras del oeste durante los años que transcurren desde 1803 a 1806. Tal como parecen indicar las últimas investigaciones realizadas, éste sería un fusil neumático de calibre 7,9 mm fabricado en Filadelfia. Este fusil que fue empleado por el capitán Lewis para la caza, fascinó a las tribus aborígenes, quienes bautizaron al arma como “palo de trueno sin humo”.

La fabricación de fusiles y pistolas de aire no sólo se realizó en la mitad occidental del planeta (América y Europa), sino que también se desarrolló en la zona del Este. Veinte años después de que el capitán Merriwether Lewis emplease su fusil en América, concretamente entre la década de 1820, el inventor japonés Kunitomo Ikkansai creó una carabina de aire aplicando los conocimientos que había adquirido de la tecnología occidental, concretamente siguiendo modelos holandeses.​ La aplicación del dióxido de carbono a las armas de aire se debe a la inventiva de Paul Giffard (18??-1897) un investigador e inventor francés que desarrollo en 1859 una pistola de gas carbónico (Giffard Carbonic Gas Target Air Pistol) en calibres de 6 y 8 mm con una autonomía de 300 disparos por carga. Al fallecer se finalizó la producción pero la idea de su diseño fue reproducida en parte en el año 1900 en la pistola sueca "Excellent".

A pesar de que los fusiles de aire comprimido se retiraron del escenario de la batalla bélica, su uso continuó, sobre todo destinado a actividades cinegéticas y deportivas. Este es el caso de Inglaterra donde en la década de 1890 se empleó la carabina de aire comprimido en actividades de tiro al blanco. Fue una actividad que poco a poco ganó en popularidad, tal es así que se creó una Asociación Nacional del Fusil de Aire, que llegó a albergar a más de 4.000 clubes y asociaciones del fusil de aire de toda Gran Bretaña. Aunque el tiro deportivo se hizo desde los primeros juegos olímpicos (Grecia 1896), no fue sino hasta 1984 que se incluyeron las armas de aire como una modalidad. La UIT (Unión Internacional de Tiro), creada en Zúrich (Suiza) en 1907 se mantuvo como organismo regidor del tiro a nivel internacional hasta 1998 cuando se constituyó la ISSF (International Shooting Sport Federation).